16/11/2018
El éxito del proyecto eTOX, nacido en 2010 en el marco de la iniciativa europea IMI (Innovative Medicines Initiative) dio paso en 2017 a un nuevo proyecto, herencia del anterior, pero bastante más ambicioso: eTRANSAFE. En ambos casos, se trata de compartir datos de investigación relacionados con la toxicidad para mejorar la seguridad de nuevos compuestos en desarrollo aprovechando la información que las compañías farmacéuticas extraen de sus procesos.
Ferran Sanz, coordinador académico de ambos proyectos y director del GRIB, manifiesta que "estamos orgullosos de haber conseguido que las compañías accedieran a compartir sus datos preclínicos en el eTOX", aunque reconoce que "los dos primeros años costó un poco". Ahora, la segunda etapa va un paso más allá porque requiere poner en común datos de ensayos clínicos. No obstante, recuerda que sólo se comparten datos de toxicidad y seguridad; nunca de eficacia, que serían los más sensibles. La previsión es que la nueva base de datos sea mucho mayor, porque se hará con más agilidad gracias al SEND y porque amplía el espectro de datos a reunir: tanto preclínicos como clínicos.
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